21 AL 23 DE OCTUBRE DE 2016
IX JORNADAS DE LA NEL
Actividades en sedes y delegaciones

La insoportable ajenidad del Otro: Violencia y diferencia sexual
por Marcela González

Para el psicoanálisis, el rechazo a la feminidad es un concepto anclado en lo inconsciente infantil a partir del apercibimiento de la castración en el Otro y tiene como consecuencias el menosprecio y horror por la mujer, graficados en la mitología griega con la terrorífica Cabeza de Medusa.

Si de este modo se ancla en lo inconsciente el rechazo a la feminidad, ¿qué podemos avanzar del fenómeno de la violencia contra las mujeres?

Resulta pertinente considerar la operatividad de las mitologías del amor romántico, que a través de la posesividad y los celos, se prestan a esconder el rechazo de la alteridad propia del ser hablante, intentando absorber y eliminar las diferencias del Otro, en la ilusión de una supuesta complementariedad amorosa.

Ahora bien, si pensamos que para el psicoanálisis la Mujer es el Otro por definición –no sólo para el hombre sino también para sí misma-, profundizar en la hostilidad subyacente a la alteridad, toma especial relevancia en el fenómeno de la violencia contra las mujeres. Frente a esta hostilidad que podríamos considerar estructural, surge como respuesta del orden simbólico y cultural, el intento de domesticación de la alteridad femenina. Tal domesticación, encontraría su terreno predilecto en las relaciones de pareja y más específicamente en el matrimonio, sistema que fuerza las semejanzas, subrayando todos los mecanismos de la identidad (Miller, 1991) constituye "un aplastamiento de la alteridad de la mujer, sea de parte del hombre que de parte de la mujer misma" (p. 44).

Por su parte, para la feminidad en cuanto condición sexual no-toda inscrita en el orden fálico, ocurrirá un doble rechazo, donde no sólo el sexo específico de la mujer será rechazado por dicha función (fálica) por no poder representarlo, sino que al mismo tiempo habrá "algo en lo femenino que rechaza el ser "identificado", atrapado por el significante" (Barros, 2011, p. 35).

Tal condición femenina de otredad, nos lleva a referir a otro aspecto ligado al fallido intento de posesividad sobre lo femenino, hacia aquello de su ser mujer que no queda subsumido por la maternidad; es decir, el goce femenino. Nos referiremos entonces al conflicto entre los sexos provocado por la separación entre propiedad y goce. Se trataría del suplemento o en más que de lo femenino se escaparía a las lógicas viriles haciéndose inaprensible y enigmático, cuestión que angustia al hombre al punto de enarbolar los diversos recursos fálicos que la cultura propone o ampara: todas las formas de asegurar o ejercer la propiedad sobre su mujer, el otorgamiento de su apellido, y hasta la violencia si es preciso.

Finalmente, interrogar el fenómeno de la violencia contra las mujeres desde el psicoanálisis permitiría entender que si bien "no hay relación sexual, y al estar atravesados por el lenguaje, las relaciones entre el hombre y la mujer se ven perturbadas, esa falla estructural es solamente la condición de partida" (Barros, 2015). Vale decir, que desde la conflictividad inherente a toda relación entre seres hablantes, los modos de reaccionar frente a la alteridad del Otro, de limitarse o desbandarse frente a la angustia que ésta provoca, obedecerán a decisiones singulares que ninguna generalización, ni menos las asentadas en los sexos/géneros, podrá subsumir.

REFERENCIAS

  • Barros, M. (2015). Hay algo antipolítico en la sexualidad. Entrevista virtual en Télam, 02/06/2015.
  • Barros, M. (2011). La condición femenina. Buenos Aires: Grama.
  • Miller, J-A. (1991). Lógicas de la vida amorosa. Buenos Aires: Manantial, 2009.
NEL - Nueva Escuela Lacaniana