21 AL 23 DE OCTUBRE DE 2016
IX JORNADAS DE LA NEL
Actividades en sedes y delegaciones

Reseña de la Jornada
Lo real de las pasiones
NEL- Bogotá

En las dos conferencias sobre lo real de las pasiones y el goce dictadas en la ciudad de Bogotá el día 8 de octubre, Héctor Gallo abordó el problema de las pasiones que nos orientan en las vías del ser, tales como el amor, el odio y la ignorancia, y también se hizo un desarrollo sobre lo que son las pasiones que nos orientan las vías del alma, o sea del objeto a y del cuerpo, entre las que se encuentra la cólera, la manía, la tristeza, la angustia.

Se explicó, de un lado, por qué en "La lógica del fantasma" Lacan dice que un "perverso permanece sujeto todo el tiempo que dure la prueba que plantea como cuestión al goce: a lo que apunta es quizá al goce del Otro en tanto que él es el resto".[1] De otro lado, dimos cuenta en qué medida no es igual lo real del goce de la pasión perversa, que lo real del goce de la pasión como arrebato o que lo real de la pasión en relación con el "Otro goce". Otro aspecto profundizado, fue el de la pasión "como potencia"[2] entusiasmada, la cual se relaciona "con algo que puede ser calificado, al mismo tiempo, de deseo y de goce".[3]

El real de la pasión se define por el horror que causa en quien es instrumentalizado, el real de la pasión como arrebato se revela en la desaparición del sujeto que ha sido invadido por la misma y en el hecho de que no sabe de qué goza, el real de la pasión "que perturba todo equilibrio posible es el goce del Otro, de los dioses que viene a perturbar, es el goce de La mujer".[4] En cuanto a la pasión como potencia de vida, se relaciona "con algo que puede ser calificado, al mismo tiempo, de deseo y de goce".[5]. Lo común en las tres primeras formas de expresión de la pasión es su relación con el descontrol, el furor, la insania, el sufrimiento y lo sin ley, en cambio la pasión como entusiasmo implica la puesta en un buen lugar del objeto a.

Se dice real de las pasiones porque bajo su influencia suele deshacerse el parecer ser que remite al semblante, entendido aquí como una envoltura que sirve de protección con respecto a dicho real. Pero se advierte que no solo algo goza cuando hay arrebato, sino también cuando se mantiene un impecable parecer ser. El que alardea de vivir controlado, sereno, que a la vez le gusta controlar y criticar el descontrol del otro, goza de dar a entender que no pierde la compostura por muy sometido a tensiones que se encuentre y de estar llamando al descontrolado a la sensatez. De este goce nos anoticia la Rochefoucauld, quien a juicio de Lacan introdujo lo que llamó el amor propio, que es una especie de hedonismo propio del ego.

Según el Autor citado, "hasta nuestras actividades aparentemente más desinteresadas se hacen por afán de gloria, incluso el amor-pasión o el más secreto ejercicio de la virtud".[6] O sea que nada de lo que hace el yo es desinteresado. Las respuestas prejuiciosas, cuando se trata de las pasiones, son diversas; se dice, por ejemplo, que a todo ser humano que se vea traicionado o dominado por las pasiones le falta inteligencia emocional, tiene trastornada la capacidad de conocer y dirigir sus impulsos desadaptados, es inmaduro, incivilizado, peligroso y algo loco.

Desde el punto de vista imaginario, las pasiones entran en acción cuando se impone en una relación eso que llama Lacan la "Incesante bascula del espejuelo que, a cada instante, da una vuelta completa sobre sí mismo: el sujeto se agota en la persecución del deseo del otro, que jamás podrá captar como su propio deseo, porque su propio deseo es el deseo del otro. Se persigue así mismo".[7] Hacerse a un deseo propio protege del drama de la pasión de los celos, ayuda a desalienarse del otro, aleja de las experiencias perversas, en gran medida, permite vivir sin angustia y alejado de una relación triste con el saber.

En cuanto al abordaje de lo real de las pasiones, hay que apoyarse en un rasgo de antibiologismo propio del psicoanálisis, no en el sentido de que neguemos la biología y el organismo, sino que, como psicoanalistas, acentuamos "la transformación de lo dado cuando el hombre debe asumirlo".[8] Lo dado es aquello de lo que estamos dotados naturalmente y asumir significa hacer una elección subjetiva de lo dado. Se asume o no el cuerpo que se tiene, las pasiones que nos invaden, las emociones que nos apresan, la vida que nos es dado tener, el sexo que nos es dado naturalmente, y dicha asunción requiere una simbolización de la que depende su humanidad.

Finalmente, nos ocupamos de la pasión a propósito de la famosa paliza que el poeta recibió de parte de sus compañeros. Se dice que allí el pensamiento no es más un afecto que se expresa en el cuerpo y altera los procesos orgánicos, sino que, al contrario, "se trata más exactamente de la pérdida de un afecto". Lo que aparece perdido en Joyce después de ser apaleado, es la pasión. Sucede que el afecto de cólera se le cae a Joyce y en ese momento su cuerpo también se separa.

La NEL Bogotá, agradece a Héctor Gallo su presencia y la generosidad de su transmisión.

Directorio de la NEL Bogotá.

NOTAS

  1. Jacques Lacan, La lógica del fantasma, Seminario 14, Clase 20 del 31 de mayo de 1967, en: Los Seminarios, de Jacques Lacan, Folio News.
  2. Eric Laurent, Los objetos de la pasión, Buenos Aires, tres haches, no tiene año de publicación, p. 109
  3. Ibíd., p. 76
  4. Ibíd., p. 108
  5. Ibíd., p. 76
  6. Jacques lacan, El yo en la teoría de Freud, libro 2, Buenos aires, Paidós, 2004., p. 20
  7. Jacques Lacan, Los escritos técnicos de Freud, Libro 1, Buenos Aires, Paidós, 2004, p. 323
  8. Jacques-Alain Miller, Extimidad (Buenos Aires: Paidós, 2010), 338.
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