De lo divino a lo siniestro... la hoja de coca
por Edwin Jijena Durán, Dora Añasgo, Withney Ferrufino y Félix Montaño

Siglo XXI, época de pura gratificación rápida y angustias existenciales, llena de espiritualidad marketinera, amores líquidos, época en la que el sujeto tiene hambre de todo y aún no puede digerir nada, época del sujeto light que contrasta con aquel sujeto y su relación con la tierra, con la "pachamama" (madre tierra) que, invocaba sólidos, pausados y sabios movimientos; relación en la que nada podía ser forzado pues, no habían atajos posibles.

El mundo andino ha reflejado, desde épocas prehispánicas, el respeto por el uso de la hoja de coca; mundo que ha sido sostenido por experiencias subjetivas como los rituales religiosos, lecturas en la hoja de coca, uso como método medicinal... rituales que por medio de la relación con un Otro, respondían a los cuestionamientos e interrogantes sobre el cuerpo, sexualidad, la muerte, el futuro; se marcaba una comunicación con lo sobrenatural, como María Elena Lora indica "era la oferta de un espacio de palabra, como medio para calmar y manejar el cuerpo, hacer lazo social, y tratar las vicisitudes del sujeto en la vida cotidiana".

Un mundo, posteriormente debilitado por la imposición y dominación colonial , que vio en la coca cualidades mercantiles; no tardó entonces, la curiosidad del hombre occidental y se dio lugar a la extracción del alcaloide con el que más adelante se elaboraría la cocaína; substancia que se encuentra entre los orígenes mismos del psicoanálisis; pues en 1884 Freud, atraído por la "planta divina" y su "cura mágica", escribe el ensayo titulado "Über Coca" (Sobre la coca); ensayo considerado como el primer intento de Freud de seguir su propio camino.

Convenciones que plantearon abolir las prácticas tradicionales, como los usos religiosos y el extendido uso cuasi médico de la planta de la coca; investigaciones que no han sido publicadas, intentos de aprobación o de abolición del uso de la coca como hoja; han sido momentos que ahora forman parte de la historia de esta planta; sin embargo la otra cara de la moneda, la cocaína, nunca ha dejado de ser producida, desde sus inicios.

La era "light" y "express", ha hecho sin duda, que el sujeto intente responder a sus cuestionamientos y vicisitudes utilizando atajos, forzando, por medio de substancias que prometen "curas mágicas" o bienestar. La cocaína ha llegado a ser el atajo, de todo aquel que no ha logrado enlazar-se con un Otro, de aquel que escapa de aquellos efectos de ordenamiento, y que espera un goce, para calmar y manejar el cuerpo sin ningún orden que regule.

Sin duda, en su afán, el sujeto solo encuentra satisfacción y no así la felicidad; de esta manera, la cocaína actúa como un objeto de la pulsión, pues impulsa al sujeto a retornar a esa satisfacción; es así como la hoja de coca, la "planta divina" retorna, pero ya no más como una planta, y menos aún divina, retorna como un malestar que da paso a lo siniestro.