21 AL 23 DE OCTUBRE DE 2016
IX JORNADAS DE LA NEL
Las Conversaciones

Entre las pasiones del Otro y las del parlêtre. De lo éxtimo y la pasión
por Susana Dicker

"El registro de la extimidad es el registro del sacrificio. La extimidad implica que el sujeto no es más que lo que él cede o sacrifica y esto es tan radical que imagina que puede huir…"[1]

En unas jornadas sobre violencias y pasiones, no podemos ignorar la cuestión de la violencia y las mujeres. Ello no sin cuestionar la clásica dupla violentador-violentado que deja del lado del primero al hombre, a la comunidad, incluso a la familia y, del lado de la víctima, a la mujer. Desde el psicoanálisis no podemos menos que cuestionarlo, cuando nuestra práctica se orienta a lo más singular del goce del ser hablante. En ese orden, cuando hablamos de pasiones del Otro y pasiones del parlêtre ¿hablamos del Otro y del Uno? ¿O acordamos con el concepto de extimidad y aceptamos que el Otro es Otro dentro de mí mismo?

Allí donde el ser hablante se defiende de la pulsión situándola en el campo del Otro, haciéndolo responsable de lo que le ocurre, estamos ante la operación del fantasma, que encuentra su ocasión en un Otro habitado por un vacío donde es posible depositar la causa de la angustia, que no es otra que el objeto de su fantasma.

Ocasión para la afirmación de E. Laurent: "llamamos pasión a una articulación del inconsciente con lo real del goce"[2], en tanto fantasma y pulsión están comprometidos en ella. "Una soldadura entre el saber del inconsciente y el goce", un lazo del inconsciente y lo real a través del a en un cuerpo vivo.

Entre las pasiones del Otro y las del parlêtre, entre el victimario y la víctima, nos encontramos con la dicotomía lacaniana entre pasiones del ser, de la relación con el Otro, de la alienación; y pasiones del alma, pasiones del a, así del parlêtre en tanto tiene un cuerpoque se goza. Pero podemos trazar un puente para no quedarnos atrapados en esta dicotomía si la vida del parlêtre incluye el lazo al Otro y, sin embargo, es responsable de su goce, que no hace lazo. Una cita de Lacan instala ese puente: "Te amo, pero porque inexplicablemente amo en ti algo más que tú, el objeto a minúscula, te mutilo"[3]. Es pensar la pasión de la falta-en-ser a partir del a, y hacer lugar a los arreglos singulares de cada ser hablante.

Si hablamos de pasiones y de goce, no dejamos fuera al superyó y sus mandatos que pueden llevar a la "servidumbre voluntaria" y a convertirla en un estilo de vida. Pasión del superyó alimentada en sus paradojas entre el empuje al goce y eso imposible de cumplir. Locura de esa voz interna que somete al ser, allí donde lo íntimo y lo extraño se hacen Uno para empujar al goce del parlêtre, pero también causar su división. Mandato "extranjero-interior" que niega el valor del sujeto, siempre acusado.

Superyó y culpa, como afecto que es efecto, hacen lugar a un enlace con las normas y lo que conocemos como "ideales del Otro". Lugar de influencia de la cultura en la que se está inserto, sin olvidar lo que para Freud era la dimensión insoslayable de la culpa en el ser hablante, y que Lacan esclarecerá aún más, en la sujeción primera al lenguaje y a la lengua y, luego, en la incidencia del encuentro del significante con el cuerpo y sus marcas de goce. Superyó y culpa articulados al Otro no afectado por la falta. Condiciones privilegiadas para la "servidumbre voluntaria" y que, en otros términos, Lacan recuerda: "Al menos un pie del fantasma está en el Otro"[4], en un Otro gozador.

En Latinoamérica, las guerras internas, pero también lo que el discurso dominante detenta de goce fálico que es goce del poder, se enlaza a otra dimensión, la que Miller introduce en su seminario Extimidad, como derivación de racismo a sexismo. La paradoja es que encuentra en algunas mujeres una alianza con el "deseo fálico" y la imposible renuncia al mismo. Posición donde idealización y envidia impiden el pasaje propuesto por el psicoanálisis lacaniano desde la impotencia a la imposibilidad. Único modo de iniciar el camino hacia la liberación de la tiranía superyoica, en tanto se trata de aceptar el no-todo fálico como pasaporte para hacer de la singularidad de cada quien, el espacio de la inventiva ante las contingencias del vivir.

NOTAS

  1. Miller, J.-A.: Extimidad, Paidós, Argentina, 2010, p 21
  2. Laurent, E.: Los objetos de la pasión, Tres Haches, Argentina, p 74
  3. Lacan, J.: El Seminario, Libro XI: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Argentina, 1989, p 276
  4. Lacan, J.: El Seminario, Libro VI: El deseo y su interpretación, Paidós, Argentina, 2014, p 140
NEL - Nueva Escuela Lacaniana