21 AL 23 DE OCTUBRE DE 2016
IX JORNADAS DE LA NEL
Las Conversaciones

La piedad y la violencia caprichosa
por Claudia Subieta A.
Asociada a la NEL- Cochabamba

"¿Cuándo Muere la Piedad?" Título de una noticia del periódico local en el que cuatro adolescentes asesinan y perpetran el cuerpo de una compañera de clase. Ninguno da razón ni cuenta del acto, no hay aparentemente una razón que justifique para ellos el hecho: tenían ganas de hacerlo. Lo hicieron. Esto me evoca, el título de una cinta de M. Haneke, "Funny games", en que la violencia se despliega, sin otra razón más que la satisfacción que provoca la angustia del otro.

"¿Cuándo Muere la Piedad?" también me evoca un pasaje del libro autobiográfico de Margarite Duras: "El Dolor", en el que ella, debe torturar a un miliciano, ella no está a favor, eso no se puede justificar, sin embargo el interrogatorio "(…) Vira hacia los golpes, la tortura (…) otros llegan y piden que se ponga fin (…), no hablará. Ella dice que hay que seguir, es inflexible. Es una mujer".[1]

Lo ilimitado, el exceso se juega en las tres escenas. Una desarticulación del orden del sentido, también.

¿Qué quiere la mujer? Se pregunta Miller,[2] Ella dirá: "Ella quiere querer. Porque querer(..) querer el acto, una voluntad, es un goce, es un goce especialmente recortado en la feminidad". La voluntad dirá Miller es la pulsión, es el goce "Seria: no busques más sentido, la única causa de mi voluntad, es mi goce. Es así porque es así"[3]

La voluntad del capricho, dirá Miller, introduce una ruptura con el encadenamiento causal que hace surgir un agujero. Este agujero se manifiesta como lo que llamamos el objeto a. De lo que deducimos que si la voluntad de capricho obedece a algo, no es a una razón, sino más bien a un real, al objeto a, en tanto se goza con el capricho.

El imperativo categórico kantiano presenta una estructura similar a la del capricho:

ambos son incondicionales y por tanto absolutos. "(…) Donde la voluntad se manifiesta como acontecimiento imprevisto y también irrazonado".[4] Capricho e imperativo categórico serian del orden de lo Real, de lo que no obedece a la lógica del sentido sino a un sin lógica, que no admite limite ni relativización.

La piedad como virtud ligada al régimen del amor al padre, que "se traduce en acciones impulsadas por el amor que se siente por otros y la compasión hacia el prójimo"[5] parece haberse diluido en la época actual y si bien la violencia es ancestral, esta estuvo ligada a los ideales de la civilización, dando paso en la actualidad, a otro tipo de violencia generada por el objeto que toma el relevo del Ideal. Violencia ubicua que suele navegar en el sinsentido.

Retomo nuevamente a Miller cuando plantea que, Kant al articular el capricho de la arpía de juvenal con su imperativo categórico, encontró la voz del deber en el carácter absoluto, infinito del capricho tiránico de la mujer. En "Clínica del Superyó" Miller también planteara que el "(…) Superyó femenino no es más que una máscara del problema esencial del goce femenino".[6] Durand en esta misma vertiente de la voluntad en su carácter infinito y absoluto que tiene el goce no–todo concluirá que si el superyó es femenino es porque el goce lo es. ¿No nos habla de esto lo real de la violencia caprichosa de la época?

NOTAS

  1. Briole G, La feminización del mundo, publicación CIEC, Córdoba, p 46.
  2. Miller J A, Los usos del lapso, "Capricho y voluntad", Ed Paidós, p 159.
  3. Durand I, El superyó femenino. Buenos Aires, Ed Tres Haches, p 97.
  4. Miller J A, Los usos del lapso. "Capricho y voluntad". Paidós , p 161.
  5. http://definicion.de/piedad
  6. Miller J A, Recorrido de Lacan, "Clínica del superyó", Buenos Aires, Ed Manantial. P146.
NEL - Nueva Escuela Lacaniana