21 AL 23 DE OCTUBRE DE 2016
IX JORNADAS DE LA NEL
Entrevistas

Entrevista a José Ramón Ubieto
por Gloria González

Gloria González. En la NEL nos preparamos para nuestras IX Jornadas: Violencias y pasiones, su tratamiento en la experiencia analítica. Considerando la experiencia de su trabajo con jóvenes y en especial el que ha desarrollado alrededor del bullying, ¿qué podría decirnos acerca de la violencia que se expresa en éste fenómeno social y la pasión que se pone en juego?

José Ramón Ubieto. Frente a la distinción clásica entre agresividad y violencia, Jacques Lacan aportó un nuevo concepto, común a ambos, y más interesante que es el de "goce" que, a su vez, une otros conceptos freudianos como la libido y la pulsión de muerte. La agresividad sería entonces eso pulsional del sujeto que es original y constitutivo. Resulta de la incidencia del lenguaje en nuestros cuerpos, de la huella que dejan, como marcas de escritura, todos esos dichos del Otro que escuchamos ya desde el inicio de nuestra vida. Todo eso que se dice, se habla y se cuenta de nosotros no cae en saco roto, hace un surco en el cuerpo. Nosotros lo escuchamos de entrada como algo que carece de sentido, algo que no comprendemos pero que hace su trabajo moldeando y abriéndonos vías por las que transitamos, añadiendo luego otras palabras con las que construimos relatos de nosotros mismos. Cuando no encontramos cómo traducir en nuestra lengua las sensaciones corporales diversas que experimentamos (tristeza, rabia, pánico, angustia, dolor) se produce la violencia como un paso al acto bajo sus diferentes modalidades: las heteroagresivas pero también las autoagresivas (cortes, suicidio…).
Ese pasar al acto como agresión (física o verbal) o como rechazo o indiferencia, no obedece, por tanto, a una lógica instintual animal sino a una lógica marcada por la palabra y los significantes, articulados a esas satisfacciones del cuerpo. La violencia implica que el sujeto renuncia a hacer uso del lenguaje, a asumir ciertos riesgos y opta por el rechazo del otro. La violencia es un impasse de la palabra.
Por otra parte conviene aclarar que la violencia no es lo mismo que la crueldad. El acoso escolar, por ejemplo, descriptivamente es un fenómeno violento ya que supone forzar al otro pero es más interesante para nosotros resaltar lo pulsional que conecta la intención agresiva con las demandas del cuerpo, con esa sensaciones que nos aprietan y se nos imponen para que les demos una respuesta. A esa conjunción le llamamos crueldad como un destino que damos a la pulsión sádica y que pone en juego la pasión del odio y en primer lugar del odio a sí mismo.

Gloria González. ¿Qué lectura particular puede hacerse del bullying, desde el psicoanálisis de orientación lacaniana, que nos diferencie de los análisis sociológicos y psicológicos?

José R Ubieto. El acoso no es una cuestión de dos: el matón y su víctima, como plantea la (psicosociología), y por tanto no es reducible a una violencia puntual ejercida desde una posición del poder. Es más complejo e implica 4 variables: el eclipse de la autoridad, el goce escópico, la crisis de los semblantes sexuales y el desamparo adolescente como factores que explicarían las características actuales del fenómeno.
El acoso es una escena de goce con 4 elementos y un nudo que los embrolla: el acosador, la víctima, los testigos y el Otro que no está pero al que se dirige también la escena. Lo que los embrolla –eso que no funciona porque como la vida no tiene piloto automático - es la subjetividad y sus impasses, que pasa básicamente por hacer algo con el cuerpo que se les presenta como un imperativo en tanto extraño y altero. El cuerpo se les revela como un misterio, pero un misterio que habla y esa extranjeridad los perturba e inquieta (Lacan: Es la otredad del cuerpo a la que se refería Lacan en 1967 "el cuerpo es el otro" (Seminario La lógica del fantasma, clase del 10.5.67).
De allí que la acción resulte inevitable y manipular el cuerpo del chivo expiatorio bajo formas diversas: ninguneo (dejarlo de lado), insultos (injuriarlo), agresión (golpearlo), sea una solución temporal para calmar la angustia. Para los testigos es crucial no quedar del lado de los pringaos, aquellos designados como chivos expiatorios. La escena del acoso es una escena que daría acceso a un cierto goce del cuerpo del otro a través del grupo si tenemos en cuenta algunas ideas que plantea Miller en su texto "En dirección a la adolescencia".
Por supuesto que hay otras "manipulaciones" como los consumos (drogas, comida), el adelgazamiento o musculación, el tuneado del cuerpo, las conductas de riesgo, la exploración sexual.

Gloria González. ¿Diría que el bullying es la expresión de una maldad propia del sujeto humano o más bien que corresponde a una manera de tramitar un imposible?

José R. Ubieto. El caso de Ángela nos enseña algo sobre el bullying como reactivo a este enigma inquietante de lo sexual. Adolescente de 14 años destaca por su carácter provocador, tanto en lo relativo a su sexualidad como en el desafío que sostiene con sus iguales, especialmente con las chicas. La pequeña de tres hermanos (ellos varones) vio, hace unos meses, como era desalojada de esa posición de "la niña" en beneficio de un nuevo hermanito que ocupa ahora los desvelos de la madre y del padre.
Este hecho ha tenido sus consecuencias, junto a otros como su identificación particular a una tía paterna conocida por su carácter peleón. El padre está atravesando un periodo de crisis y Ángela, han hecho lo posible por despertarlo, con sus comportamientos provocadores, algunos con consecuencias legales (robos, agresiones) todavía pendientes.
Ángela, un tanto aniñada y menuda, se disfraza de chica sexi, cuelga sus fotos en la red, al tiempo que se mete en peleas callejeras, liderando un grupo de chicas latinas muy agresivas. Se pelea porque "no soporta –dice- a las chicas flojas". Es su manera de nombrar lo insoportable. Junto a esta vertiente más viril y violenta, aparece, en las sesiones, su lado femenino: observa a su madre –muy femenina- y copia gestos, maneras de vestirse y arreglarse. En las entrevistas que tenemos con ella es esa división que ella experimenta entre la identificación viril y la pregunta por la feminidad a la que le señalamos para ir introduciendo, no sin dificultades y reticencias iníciales, una conversación sobre su presente y su futuro. Más allá de los ideales, y de los propios imperativos, se trata de apuntar a la causa del deseo.

Gloria González. El bullying es motivo de un gran sufrimiento para quienes padecen el maltrato de sus pares, pero además, ¿qué consecuencias podemos considerar para aquellos sujetos que ante el Otro social son los victimarios?

José R. Ubieto. Los acosadores son, en muchas ocasiones, adolescentes que han sufrido, ellos mismos, experiencias de abusos (sexuales, maltratos, acoso escolar) y que tratan de cortarse de ese acontecimiento traumático a través de la manipulación del cuerpo del otro. Lo intratable, por ejemplo, en el caso de Ángela es, en primer lugar, intratable para ella misma, y toma la forma de una falta de saber cómo "hace una mujer". Por eso su primera respuesta, hacer el hombre, la pone en el límite de la segregación y del aislamiento. Golpear en las otras aquello que en ella misma flojea, es una salida falsa que si bien le evita, en un primer momento, la pregunta por su ser femenino (su debilidad, lo que en ella flojea), la conduce finalmente a un callejón sin salida.
En el bullying, y en general en la mayoría de manifestaciones de la violencia en la adolescencia y juventud, se trata de una falsa salida temporal. Falsa porque no resuelve el impasse de cada uno con su sexualidad y su cuerpo, lo desplaza momentáneamente a otro. Y temporal porque es algo que va a encontrar luego otro destino a esa pulsión sádica, fuera del acoso. Mejor o peor, pero diferente. Se trata, por ello, de acompañarles en el trabajo clínico, educativo y familiar para darles la ocasión de elegir otro destino, otra manera de hacer con eso intratable.

Gloria González. De su experiencia de trabajo con jóvenes agresores o agredidos, podría compartirnos alguna, que nos ayude a entender qué lugar puede tener la agresión del cuerpo del semejante, en la asunción del propio cuerpo y la extrañeza que éste conlleva?

José R Ubieto. Una breve viñeta nos ilustrará acerca de la posición subjetiva de una joven acosadora que no renuncia a la agresión física. R es una adolescente de 14 años, traída a la consulta por los padres a raíz de una denuncia de la escuela por haber liderado un grupo de seis chicas que han mantenido un acoso y agresión a una compañera. Se presenta con un aspecto sexualmente ambiguo resaltando los signos masculinos (pelo corto, imagen desaliñada y desprovista de todo signo de feminidad, lenguaje procaz) y una actitud desafiante.

La pequeña de tres hermanos, perdió al padre hace cinco años -murió de manera traumática en un accidente de tráfico - y en la actualidad la madre convive con un nuevo compañero que tiene a su vez tres hijos de un anterior matrimonio y desde hace siete meses la pareja tiene una hija en común.
Esta pérdida del padre supuso un golpe importante para R, una decepción, ya que ella tenía para él un valor especial (sus otros hermanos eran varones y el padre había insistido en tener una hija). La relación con su padrastro ha sido muy complicada y marcada siempre por una tensión agresiva y por un rechazo manifiesto.
La nueva configuración familiar le ha supuesto quedar relegada a un lugar secundario ante la incorporación de los tres hermanastros (todos varones) y el reciente nacimiento de la hermana.
La elección de la víctima del acoso viene condicionada por los rasgos muy femeninos que presenta la chica-víctima: de origen extranjero, actúa con cierto desparpajo sexual ante los chicos y manifiesta en ello satisfacción y también docilidad ante sus peticiones. Esto a R le resulta intolerable, no soporta que esta chica consienta a una cierta posición de objeto causa del deseo de los chicos. Destaca uno de los signos más evidentes de su versión femenina: el pelo de la chica, que luce como trofeo fálico (una larga melena morena) y que contrasta con el desaliño del pelo de R a lo garçon. Es por esto que en la paliza que le propinan, y que da lugar a la denuncia, R. tiene especial interés en cobrarse el trofeo y la rapa al cero.
En su relato de los hechos se aprecia con claridad las dificultades de R para encontrar una versión de la feminidad, un semblante sexual para ella. La posibilidad de un encuentro sexual, aunque solo sea una relación "de salir", es inimaginable para ella. La versión con la que cuenta no le permite, por el momento, otra salida que una identificación viril con un fuerte rechazo a la alteridad del sexo, a la diferencia que implica ser mujer.

NEL - Nueva Escuela Lacaniana