De la Agresividad en Freud y Lacan
Maggie Jáuregui (Miembro APEL-Santa Cruz)

Desde los inicios de la obra de Freud cuando va develando los recorridos pulsionales, describirá la pulsión sexual mezclada con mociones agresivas que entraña la crueldad del yo en su relación con el objeto. Aborda el sadismo y el masoquismo como efectos del componente agresivo de la pulsión sexual. Pero a la vez se inclina a considerar componentes de destrucción sin propósitos libidinosos, que hace derivar de las pulsiones de autoconservación.

En 1920 introduce el nuevo dualismo pulsional: de vida y muerte, y destacando la tendencia mortífera en el ser humano, ubica la agresividad como un derivado de la pulsión de muerte. Más tarde, sostendrá que "aún donde emerge sin propósito sexual, incluso en la más ciega furia destructiva, es imposible desconocer que su satisfacción se enlaza con un goce narcisista extraordinariamente elevado, en la medida en que enseña al yo el cumplimiento de sus antiguos deseos de omnipotencia" (Freud 1930 pág.117).

Freud y Lacan consideran la agresividad constitutiva del sujeto y dan cuenta de la función del narcisismo en su manifestación. Lacan (1948) orienta a entender la agresividad como experiencia subjetiva en el origen de la formación del Yo. La identificación primaria con el otro en el Estadio del Espejo, permite una imagen de sí que vela lo real de la fragmentación corporal, con el peligro inminente de volver al cuerpo fragmentado porque siempre estará implicada la dialéctica de yo o el otro, originándose una tensión agresiva. El otro "está siempre a punto de retornar su lugar de dominio con relación a él" (Lacan 1955 pág. 134).

En cada vínculo intersubjetivo se actualiza esta relación especular que comporta en sí misma agresividad, siendo pacificada por la intervención de lo simbólico, función de la identificación edípica "por la cual el sujeto trasciende la agresividad constitutiva de la primera individuación subjetiva" (Lacan 1948 pág.110). En la época de Psicología de las Masas y Malestar en la Cultura de Freud, se plantea identificaciones secundarias: a los ideales, los líderes, la familia, la comunidad, a ese Otro de la cultura que "se edifica sobre la renuncia de lo pulsional" (S. Freud, 1930 pag.96).

Actualmente las soluciones son más frágiles, se promueve un yo cada vez más solitario y generalizado, "cada vez más emparentado con su abandono original" dice Lacan (1948 pág. 114). Fallas en la identificación primaria y secundaria, un yo librado a la fragmentación, en una cultura que impele a gozar, ¿qué se espera sino manifestaciones de goces solitarios, desregulados, donde la agresividad no se expresa como tensión con el otro sino como fracaso social o agresión sin límites? Lacan propone una salida: "fraternidad discreta por cuyos raseros somos siempre demasiado desiguales" (Lacan 1948 pág.116), hacer uso de la invención sinthomática para crear nuevas formas de lazo social.