21 AL 23 DE OCTUBRE DE 2016
IX JORNADAS DE LA NEL
Las Conversaciones

Víctima: una posición subjetiva sostenida desde la pasión del odio amor *
por Alejandra Hornos Harasimuk**

La palabra "Víctima", se ha constituido en uno de los significantes amos de la época. Mujeres maltratadas, golpeadas por sus partenaires, son nombradas por el Otro social con el significante "víctima de género"; quedando así en un lugar que ya desde su origen etimológico, guarda relación con quien queda en un lugar sacrificial. Por mucho que lo relacione el acervo popular, la palabra "Víctima" nada tiene que ver con "el vencido". Este es un antiguo término religioso, relacionado a su raíz indoeuropea "-weik 2" (elegir, seleccionar, filtrar)[1], que significa: "lo que es resultado último de una elección o selección para ser ofrendado a los dioses".

En tanto significante amo, "víctima", alude a un rasgo de identificación; señalando así una posición de goce: la del estrago. [2] El término estrago, derivado del latín "stragare", alude a "asolar, devastar". Es introducido por Lacan, para decir algo, de esas formas terribles de retorno de un goce mortífero en la relación de una mujer con su partenaire sexual. Formas sustentadas en un goce, efecto de la relación primaria de la mujer con la madre. Se trata de sujetos en posición femenina, generalmente mujeres, en los que se manifiesta esa extrema proximidad entre la muerte y la pasión amorosa: la pasión del odioamoramiento, una de las pasiones del a. Germán García, en su texto "La insistencia de las pasiones", [3] refiere que las mismas no son la expresión de la pulsión pero que algo de lo pulsional mortífero, suele habitar en ellas. La pulsión sin objeto, autoerótica en su esencia, rebela que desde esta soledad parte el montaje pulsional y que es la pasión, en su enlace al objeto, la que permitirá atemperar este montaje.

El discurso sobre las pasiones, a partir de la preocupación cristiana del movimiento del alma hacia Dios, es una referencia fundamental de la definición del "Otro goce". No es por azar, que de la misma raíz etimológica griega "-eis", descienda también la "ira latina del propio dios vengador del antiguo testamento[4]" y que este "-eis" señale la concomitancia de lo veloz, lo divino y lo pasional. Los dioses, fuerzas animadoras del cosmos, son veloces, lo que conlleva una intensidad indetenible, rasgo fundamental de la pasión. La pasión, veloz e intensa, ya sea en su vertiente constructiva o destructiva; tiene de base esa fuerza vital que se impone.

Que una mujer se quede en el lugar del maltrato, de la violencia, a pesar que existen otros posibles; está sostenido por lo pasional en su intensidad e insistencia. Es la pasión del "odio amor", pasión del ´a´, que toma al partenaire como su objeto; articulando el saber del inconsciente acerca de la mortífera relación madre –hija y el goce de la devastación. La pasión del "odioamoramiento" es la que posibilita a la mujer alojarse en el "lugar sacrificial" de "ofrenda a Dios"; a ese "hombre endiosado" a cambio de ser elegida por él.

Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Septiembre de 2016

NOTAS

  1. Diccionario etimológico. Disponible en: http://etimologias.dechile.net/?violencia
  2. Texto de presentación del PIPOL7 ¡VÍCTIMA! Jean-Daniel Matet
  3. Germán García. "Insistencia sobre las pasiones".
  4. Ivonne Bordelois (2006). "Etimología de las pasiones", Bs. As, Ed. Libros del Zorzal. Pág. 30

* Trabajo preparatorio para el IX Jornadas de la NEL en Guayaquil. Articulado a "Las Conversaciones", eje: "Las violencias y las Mujeres." Integrantes: Jimena Contreras, Diego Tirado, Alejandra Hornos.
**Miembro de la Asociación Psicoanalítica de Estudios Lacanianos de Santa Cruz, Bolivia (APEL- SC). Grupo Asociado a la NEL.

NEL - Nueva Escuela Lacaniana