21 AL 23 DE OCTUBRE DE 2016
IX JORNADAS DE LA NEL
Jornada Clínica

Las pasiones bajo transferencia, ¿cómo responde el analista?
por Cartel Eje 3 *

Es en distintos momentos de su enseñanza que Lacan nos habla sobre las pasiones y su relación con la experiencia del psicoanálisis, en particular, de su lugar en la dinámica de la transferencia. Las referencias se hacen presentes desde 1954 en su seminario Los escritos técnicos de Freud[1], donde inscribe la ignorancia, el odio y el amor en la intersección de sus tres registros. Sin embargo, es en su escrito La dirección de la cura y los principios de su poder[2] en el que revelará a la falta en ser del sujeto efímero del significante, como la causa de las pasiones del ser en el neurótico, quien en su lastimosa queja y demanda, no quiere saber nada de la hiancia estructural que lo constituye e intenta aliviar, a través de un incesante esfuerzo de justificar su existencia.

Lacan comenzó por ubicar en la transferencia la manifestación de las pasiones del ser, pero al final de su enseñanza, al abordar al sujeto directamente por su relación con el cuerpo[3], se ocupa de las pasiones del alma, definidas también como pasiones del a, en las cuales se evidencia una recuperación del cuerpo, y su goce. En Televisión[4], Lacan hará una lista de estas pasiones, resumidas y distribuidas por Miller en pares: tristeza-gay savoir, beatitud-fastidio, felicidad-mal humor[5]. Lo esencial de las mismas es que a diferencia de las del ser implican una separación del Otro, efectuada por el objeto, por la caída del a. Por tanto se trata de pasiones que sostienen, en lugar del Otro, el objeto.

Durante el recorrido analítico son las pasiones del ser, las que al articular amor y saber instalan y sostienen el dispositivo de la transferencia, en el que se apunta a cercar, encerrar en el saber, lo que no puede decirse[6] acerca del goce que concierne a las pasiones del alma; lo que Miller explica como la reconciliación[7] del significante con el goce. En este sentido, si bien la práctica analítica se sirve de todas las pasiones, cuando nos ocupamos de la transferencia abordamos fundamentalmente las del ser, destacando la manera en que el analista responde para hacer de éstas, en lugar de un obstáculo, un pilar y motor de la experiencia.

El analista, colocado en el lugar del significante de la interpretación, autoriza el desencadenamiento de los significantes de la falta-en-ser[8], los cuales hacen aparecer el objeto en juego. Objeto que el analista vendrá a encarnar en función de causa de deseo y como resto de la operación, que desatará las pasiones de transferencia desde el inicio del recorrido analítico.

Es la asociación libre, por desanudar palabra y saber, la que posibilita que la palabra se anude al goce, el goce de hablar en análisis[9]. Y este nuevo nudo de palabra y goce, incluido en el no sé lo que digo, pero lo digo, coloca el inconsciente como intérprete, es decir como potencia de ciframiento[10], que desdobla la intención de decir; el cual es transferido sobre el analista. Esta estructura, del SsS, pone en marcha el discurso analítico en su nivel más elemental, el de la cadena significante, en tanto ruptura entre S1 y S2 que deja al primer significante en falta de interpretación[11]. Del lado del analista, Lacan lo define en Televisión como el santo, siendo referido por Miller como lugar, sede de las pasiones, por estar asediado por pasiones que suscita y para las cuales no hay sosiego[12]. Lacan lograra esclarecer, en el seminario Aun, con el término odioenamoramiento, lo que se pone en juego en estas pasiones: en todo amor hay siempre un trasfondo de odio, y viceversa; pero detrás del odio subsiste una transferencia positiva.

El analista accede entonces a ocupar este lugar del santo, en el cual concentra las pasiones malas sobre sí mismo[13], a condición de reabrir siempre la vía de la interpretación, la vía de la relación con el inconsciente. E. Laurent[14] plantea que la practica lacaniana de la interpretación es la respuesta a la pasión de transferencia y también su modo de soportarla: se trata de un silencio hablante, es decir un silencio que transmite la verdadera lengua de la interpretación, lalengua.

Las pasiones psicóticas
En el caso de las psicosis, Lacan las sitúa como un desorden provocado en la juntura más íntima del sentimiento de la vida en el sujeto[15]. Se trata de que no hay el lugar en el amor del Otro, en tanto el S1 no opera como marca, estando la palabra ausente. Y allí, en este lugar donde la palabra está ausente, se sitúa el Eros del psicótico, (…) su supremo amor[16]. Si Lacan afirma que el psicótico tiene el objeto en el bolsillo es porque el objeto como tal no está perdido, y el amor no instala la disimetría propia del deseo. El psicótico permanece entonces, estructuralmente, en la posición del amado ya que no puede realizar la sustitución metafórica del deseo que coloca el amor en la vía del saber.

En las psicosis actuales surgen las llamadas neo-transferencias, en las que el analista puede servirse, más que del afecto o la pasión erotómana, de lalengua. El esfuerzo sigue girando en torno al problema de cómo enfrentar una transferencia que sea efectiva en los casos de psicosis. Buscar servirse de lalengua implica verificar de qué forma se empareja con la transferencia un modo de hacer que un solo significante haga señal de algo que si bien es fuera del sentido permita establecer las bases de un lazo social.

NOTAS

* Cartelizantes: Adriana Meza, Carolina Puchet, Alexandro Simancas, Ronald Sanchez, Julia Benavidez, Más Uno: Alba Alfaro

  1. Lacan J., El seminario Libro 1, Los escritos técnicos de Freud,Buenos Aires, Paidós, 1981
  2. Lacan J., Escritos 2, Ciudad de México, Siglo XXI Editores, 2009.
  3. Laurent E., Los objetos de la pasión, Buenos Aires, Tres Haches, 2002, p. 65
  4. Lacan J., Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 535
  5. Miller J.-A. Matemas II, Buenos Aires, Manantial, 2003, p. 161
  6. Ibíd., p.162
  7. Ibíd., p. 163
  8. Laurent E., Los objetos de la pasión, ob.cit., p. 12
  9. Miller J.-A., Nuestro sujeto supuesto saber, Consecuencias N° 3, Septiembre 2009.
  10. Ibíd.
  11. Ibíd.
  12. Miller J.-A., Extimidad, Buenos Aires, Paidós, 2010, p. 466
  13. E. Laurent, Los objetos de la pasión, ob.cit., p. 22
  14. Ibíd., p. 20
  15. Lacan J., Escritos 2, Buenos Aires, Siglo XXI editores, 2008, p. 534
  16. Lacan J., Seminario Libro 3, Las Psicosis, Buenos Aires, Paidós, 1997, p. 365
NEL - Nueva Escuela Lacaniana