21 AL 23 DE OCTUBRE DE 2016
IX JORNADAS DE LA NEL
Jornada Clínica

La Melancolía, una pasión
por Diana Ortíz

"El inconsciente es el discurso del cuer-po, de ese cuerpo marcado, atravesado por afectos, por marcas que le vienen de lo que experi-menta por el hecho de que un decir lo atraviesa."[1]

Las pasiones que atraviesan el cuerpo, articuladas con lo real del goce, Lacan, las introduce para pensar su destino en la experiencia analítica. Propone la operación analítica como la vía que permite aproximarse con mayor precisión a las experiencias de goce que el cuerpo experimentó. En tal sentido, apuntaría a una cierta separación de las pasiones. La melancolía y la manía las introduce Lacan como una forma de aproximación a las pasiones del parletre, En esta línea de pensamiento, como pensar en el caso de la melancolía sus pasiones fundamentales: la pasión al dolor y la ignorancia del objeto a, como su modo particular de tratamiento de lo real.[2]

Las entradas o demandas del sujeto en análisis, se ven marcadas cuando algo de la realidad se les vuelve inquietante o insoportable; cuando algo del sentido, por el lado del ideal, del deseo o del amor, deja de funcionar. Nos encontramos así, con ciertos sujetos sumidos en un estado doliente, insoportable, que puede intensificarse hasta llegar a lo que Lacan llama: "el dolor de existir". Es decir el dolor en su estado más puro[3].

La melancolía y podríamos decir que su reverso[4], la manía, muestran de modo dramático el problema de la relación del parletre con el cuerpo. Estamos frente a dos extremos: un cuerpo reducido a un deshecho con una extrema reducción del movimiento por la cual cada acción, cada actividad se torna extremadamente difícil y por otro, a una agitación frenética, sin límite. En ambos el cuerpo se presentifica sin control: Parálisis vs agitación

En el texto de televisión, 1973, Lacan se referirá a la tristeza y la manía como una aproximación a las pasiones del parletre. Entendiendo estas "como algo que se apropia del cuerpo, que se le impone, tal como la excitación jubilatoria.

Freud en sus inicios en 1895, Manuscrito G, nos refiere los estados melancólicos como una Inhibición psíquica caracterizado por un empobrecimiento pulsional, en donde figura un desangramiento interno, como si la excitación se escapara por un agujero, un agujero psíquico." En sus posteriores desarrollos Freud, referirá a la melancolía como, "el yo se ve ensombrecido por el objeto perdido"[5], sosteniendo que hay una regresión de la libido al yo, en cuya identificación no se da la inscripción de sus rasgos, quedando el yo en el lugar opaco del objeto. En tal sentido, la melancolía ocupará para Freud, el lugar de las afecciones narcisistas en donde no hay una reversibilidad de la libido entre la imagen y el cuerpo propio agregándole, que en el auto martirio que la caracteriza hay una mostración gozosa del dolor[6].

Para Lacan, la melancolía trata de una particular modalidad de manifestación de lo real, por el lado de la psicosis. El sujeto melancólico queda ubicado como desecho a nivel del cuerpo, objeto caído de la cadena significante, Cito: "El objeto está siempre enmascarado detrás de sus atributos. (…) En ella, la melancolía, el objeto es mucho menos aprehensible (…) El sujeto no puede aferrarse a ninguno de los rasgos de ese objeto que no se ve y así desencadena efectos infinitamente más catastróficos, porque llegan hasta el agotamiento de lo que Freud llama el Trieb más fundamental, el que te amarra a la vida."[7]

Posteriormente en el seminario 10, señala que se trata del objeto "a", ignorado y alienado en una relación narcisista. Dice: "el hecho de que se trate del objeto "a" exige para el melancólico pasar a través de su propia imagen y atacarla para poder alcanzar en ella el objeto "a" que la trasciende y cuya caída lo arrastrará en la precipitación-suicidio. Apuntando a cortar la vida biológica como único recurso para eliminar lo intolerable. "En la manía, es la no función del a lo que está en juego, y no simplemente su desconocimiento. En ella el sujeto no tiene el lastre de ningún a, lo cual lo entrega, sin posibilidad algunas veces de liberarse, a la pura metonimia, infinita y lúdica de la cadena significante". [8]

Laurent, respecto de la melancolía es una particular modalidad de manifestación de lo real, es una acentuación de la tristeza y lo que tiene de central es que hay un saber triste, cortado de la vida, separado de lo real del goce y su pasión va justamente por ignorar el objeto a. hay una ruptura con el objeto como agujero en el cuerpo quedando una relación directa con la cadena significante suelta.[9]

La formulación que nos propone Miller respecto a la Melancolía y la manía es el binario Alienación- separación de Lacan. Dirá que la melancolía estaría del lado de la separación, el sujeto se separa de la cadena significante en cuanto al objeto a por .el recubrimiento de dos faltas (Una falta se debe al defecto central en torno al cual gira la dialéctica del advenimiento del sujeto a su propio ser en la relación con el Otro y la otra falta la falta real, anterior que ha de situarse en el advenimiento del ser viviente, en la reproducción sexuada) y la manía del lado de la alienación.[10]

Se distancia de lo que hasta ahora se había hablado sobre la identificación al objeto perdido ya que no responde al criterio Freudiano de la identificación, sino al de una identidad con el objeto.

NOTAS

  1. Laurent, E., "El cuerpo hablante: El inconsciente y las marcas de nuestra experiencias de goce" Entrevista realizada por Marcus André Viera. Congreso AMP. Brasil 2016. Lacan J. Otros Escritos. Lógica del fantasma.
  2. Idem.
  3. Lacan, J.,, Escritos II, Kant con Sade, Siglo veintiuno editores, 1985, p.756
  4. Freud, S., Trabajos sobre metapsicología y otras obras, XIV," Duelo y melancolía, Amorrortu editores.
  5. Idem.,246
  6. Idem.,p 249
  7. Lacan J., El seminario VIII, La transferencia. Clase XXVII: El analista y su duelo, Paídos,P 438
  8. Lacan J., El seminario X, La Angustia, capítulo XIV, Paidós, pp. 362-363
  9. Laaurent E., Los objetos de la pasión, TRES HACHES, Buenos Aires, pp 82-83
  10. Miller J A., Variaciones del humor
NEL - Nueva Escuela Lacaniana